jueves. 28.03.2024

El ataque de ira es una reacción descontrolada y violenta, un monstruo que habita en ti y te controla.

Muchas veces, estos ataques de ira se deben a que algo te incomoda o te molesta y no eres capaz de comunicarlo adecuadamente, sobre todo si vives en una casa con tu pareja, amigos o familia, que es con quienes solemos explotar.

No podemos negar que más de una vez hayamos perdido los papeles. Tu casa no es un campo de batalla. Tiene que ser tu refugio.

Te enfadas, te agitas, tu cuerpo se tensa y sólo piensas en qué objeto de tu casa lanzar y en mandarlo todo a la mierda.

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Hablamos de ese monstruo que se apodera de ti y eres incapaz de controlarlo. No te permite regular tus emociones y el descontrol es tremendamente grande. La ansiedad, la frustración y tu ataque de ira sólo aumenta.

Muchas veces, esta clase de ataques de ira o problemas de gestión emocional parecen fáciles de resolver e identificar, pero en realidad es más complicado de lo que pensamos.

Por eso es importante que, cuando sientas que el monstruo te intenta controlar, tengas en cuenta algunos consejos para así poder lograr grandes cosas:

Monstruo de la ira: Síntomas físicos, identifícalos

Tu ritmo cardíaco aumenta, comienzas a sudar y a elevar la voz. Estos son el primer aviso de agitación y de un ataque de ira en camino.

¿Recuerdas lo de respira hondo y cuenta hasta 10? Pues es el momento en el que debes hacerlo.

Eso sí, mantente alejada del conflicto lo máximo posible.

Ponle nombre al monstruo que intenta controlarte

Nadie se enfada sin motivo. Por eso, es importante tener claro por qué te enfadas e intentar ordenar los pensamientos que surgen en esa implosión de rabia. 

Poner nombre al monstruo que te toca las narices ayuda a racionalizar y evitar una respuesta espontánea que, muy posiblemente, sea como una granada haciendo de tu casa un campo de batalla.

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Modifica el lenguaje emocional y controla al monstruo de la ira

Con toda la agitación, los nervios y el ritmo cardíaco a tope, cambiamos la forma en la que nos expresamos. Pasamos de ser dóciles a ser agresivos con cierto tono hostil.

El tono de voz pausado, relajado y bajo, reduce la tensión en el ambiente de tu casa. Sonarás más suave y mejorarás la comunicación con los demás.

Indirectamente, ellos también bajaran el tono de voz.

"Dos no discuten si uno no quiere". 

Anónimo tremendamente sabio
 

Empatizar y escuchar, empequeñece al monstruo que hay en ti

En momentos así suena difícil, pero siempre es importante ponerte en la piel de los demás. Así podrás entender cómo se siente la otra persona y evitar reaccionar de una forma negativa.

Además, debes prestar atención a lo que te dice y cómo te lo dice. Así habrá un entendimiento mutuo, aunque parezca imposible llegar a él.

 

Ganar una guerra que no existe, el poder de la ira

No vas a la guerra a ganar y obtener una victoria. En las guerras nadie gana. Nunca.

Tienes que aprender y entender que no siempre vas a tener razón. No todo es blanco o negro, sino que hay muchos matices de gris dentro de tu hogar.

Reflexiona con tu monstruo las razones de la ira

¿El motivo del enfado justifica tu reacción? Si no es así, para.

Recuerda racionalizar lo máximo que puedas lo que te lleva a ese estado de ira descontrolada. Así tu reacción no será tan violenta y podrás, no sólo entender a la otra parte, si no a ti misma.

Si estos ataques son regulares y no los gestionas adecuadamente, lo más recomendable es buscar la ayuda de un profesional. Y no, no debes sentirte avergonzada por ello. Es hora de normalizar la salud mental de las personas.

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